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  • Foto del escritorSara Torres Sifón

Julia Martínez reflexiona sobre los feminicidios en Ciudad Juárez en su última exposición.

La artista presenta 'Nadie hablará de nosotras cuando estemos muertas' en la galería Visión Ultravioleta de Madrid, del 27 de Marzo al 07 de Mayo de 2021.

Julia Martínez, de la serie 'Nadie hablará de nosotras cuando estemos muertas'..
Julia Martínez, de la serie 'Nadie hablará de nosotras cuando estemos muertas'..

“Mi silencio no me protegió. Tu silencio no te protegerá”

~ Audre Lorde.


A veces no es suficiente con levantar la voz, hay que romper con lo establecido, con el dolor, con el olvido y exigir justicia para todas las mujeres. Es necesario que, desde nuestra libertad, expongamos las diferentes realidades que supone ser una mujer, dependiendo del contexto en el que vivas, ya que en algunos lugares solo por el hecho de haber nacido niña careces de valor y te conviertes en un objeto al que se puede secuestrar, violar o asesinar.


En “Nadie hablará de nosotras cuando estemos muertas”, Julia Martínez presenta una de estas difíciles realidades, en las que el horror supera el escenario más siniestro que podamos imaginarnos, una de las mayores aberraciones cometidas hacia las mujeres: los feminicidios de Ciudad Juárez.


Julia Martínez, de la serie 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto'.
Julia Martínez, de la serie 'Nadie hablará de nosotras cuando estemos muertas'..

A mediados de la década de los años noventa del siglo XX, comenzaron a desaparecer mujeres muy jóvenes, casi niñas, en Ciudad Juárez. Eran secuestradas cuando volvían del colegio o de su trabajo en una de las plantas maquiladoras (fábricas dedicadas a las cadenas de montaje de propiedad extranjera y donde se contrataba sobre todo a mujeres por ser mano de obra más barata y dócil). La periodista Debbi Nathan señala la teoría de que existe un vínculo entre el desarrollo de las maquiladoras y la violencia sexualizada contra las mujeres, entendiéndolo como una reacción contra el cambio de los papeles económicos y sexuales en la frontera norte de México. Este interés patriarcal por cuestionar el papel de las víctimas lo encontramos en las declaraciones de las autoridades locales mexicanas de la época, en las que se cuestionaba la catadura moral de las desaparecidas, insinuando que tenían una doble vida, que se habrían ido por voluntad propia a pasar unos días con su pareja e instando a las familias a reconocer si realmente conocían a su hija y sabían dónde y qué hacía por las noches. Se ha demostrado que las circunstancias no podían ser más diferentes, al cabo de los días, meses o años, han ido apareciendo las osamentas de las desaparecidas dispersas por zonas desiertas cercanas a la ciudad. El lugar más significativo es el campo algodonero, donde hoy se levanta un memorial dedicado a las víctimas, y cuyo proceso judicial marcó un hito, puesto que la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en 2009, condenó al Estado mexicano como responsable en la desaparición y muerte de las jóvenes, y determinó, por primera vez en una sentencia, que los feminicidios son los homicidios de mujeres por razones de género que se dan como resultado de una situación estructural y de un fenómeno social y cultural enraizado en las costumbres y mentalidades fundadas en una cultura de violencia y discriminación basada en el género.


Julia Martínez, de la serie 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto'.
Julia Martínez, de la serie 'Nadie hablará de nosotras cuando estemos muertas'.

La situación provocó un gran revuelo mediático internacional, pero como toda historia se terminó apagando, lo ocurrido se olvidó y se dejaron a cientos de desaparecidas abandonadas a su suerte. El horror ante esta pasividad fue lo que motivó a Julia Martínez a desplazarse hasta México para conocer de primera mano aquélla tragedia, ya que como ella misma manifiesta "si quieres conocer honestamente la naturaleza del ser humano tienes que meterte en las cloacas y vivirlo". Las experiencias vividas por la artista, sintiendo en primera persona el horror que supone nacer mujer en un lugar en el que tu vida no vale nada, y donde en cualquier momento puedes ser humillada, explotada sexualmente o asesinada, llevaron a Julia Martínez a crear un relato sobre las diferentes violencias hacia las mujeres, aunando el desamparo de las mujeres agredidas, la resiliencia de las pocas supervivientes y la angustia de las madres que exigen saber la verdad de lo que ocurrió a sus familiares. En las fotografías que conforman la serie “Nadie hablará de nosotras cuando estemos muertas” vemos un nuevo enfoque estilístico en el trabajo de la artista, influido por el Arte de Acción que Julia Martínez ha realizado durante los últimos años de su trayectoria artística y por la respuesta apática de la sociedad ante problemáticas que no le afectan de primera mano. Este cambio de perspectiva en su visión del mundo, la ha llevado a entender cada una de sus fotografías como un universo, en el que de lejos apenas puede vislumbrarse nada y al que hay que acercarse para encontrar respuestas de lo que ocurre. Estas fotografías intimistas, dominadas por la oscuridad pero con una estética amable, nos enfrentan a la realidad de lo ocurrido durante los feminicidios de Ciudad Juárez, la artista nos desafía a permanecer impasibles ante imágenes que esconden los retazos de una agresión a una mujer en un bar, las manifestaciones de denuncia de los familiares, los lugares en los que se encontraron los cadáveres… Julia Martínez nos insta a no olvidar lo ocurrido, puesto que como escribió Flora Tristán en su libro 'Unión Obrera': “Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescindibles de ser mujer.” Lecturas relacionadas:


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