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  • Foto del escritorLiceo Magazine

Antonio Pérez Río convierte la Cámara Oscura en un "Museo Infinito'.

Éste martes 1 de junio se inaugura la primera exposición individual del fotógrafo español (Madrid, 1972) en la galería Cámara Oscura, como parte de PhotoEspaña 2021.


Antonio Pérez Río, Un sueño en el museo del Louvre, 2019.
Antonio Pérez Río, Un sueño en el museo del Louvre, 2019.

“El Museo Infinito” reúne por primera vez en una misma exposición los dos proyectos realizados por Antonio Pérez Río en el marco de dos de los principales museos europeos: el Louvre (París) y el Rijksmuseum (Amsterdam).


“Obras Maestras” (2014-2018), explora la transformación de la mirada humana sobre el arte. Se desarrolla en el Museo del Louvre y propone una nueva versión del canon del arte occidental, a través de su plasmación en las pantallas de móviles de los visitantes, que se convierten en un campo de juego simbólico que muestra las tensiones existentes entre las obras, los dispositivos digitales y las personas que miran a través de ellos.


Antonio Pérez Ríos, La Libertad guiando al pueblo, serie 'Obras Maestras', 2020.
Antonio Pérez Río, La Libertad guiando al pueblo, serie 'Obras Maestras', 2020.

En su siguiente proyecto, “Las Metamorfosis” (2018-2021), el artista presenta un museo imaginario generado por algoritmos creado a partir de reproducciones fotográficas de pinturas de la colección del Rijksmuseum. Las posibilidades de manipulación de la imagen digital le permiten crear nuevas obras partiendo de las piezas originales, inaugurando un nuevo museo imaginario, iconoclasta y fragmentado, en el que la autoría y la originalidad adquieren nuevos significados.


Antonio Pérez Ríos, El Cisne y la Niña, 2020.
Antonio Pérez Ríos, El Cisne y la Niña, serie 'Las Metamorfosis', 2020.

“El Museo Infinito” es una puerta abierta en el espacio que permite acceder, en una extraña alucinación, a estos dos formidables museos desde una galería de arte en el centro de Madrid. Las obras originales se reencarnan fragmentariamente, siguen vivas en las nuevas obras, pero su respiración se entrecorta. Entre la ironía y la melancolía, las imágenes del museo infinito aluden tanto como eluden, revelan tanto como ocultan. Su autor no renuncia al empeño, dislocado y anacrónico, que sigue latiendo en la espiral interminable del arte: la búsqueda de la belleza.


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