La exposición puede visitarse de manera gratuita hasta el 26 de Abril, con visitas guiadas por la propia fotógrafa el 11 de Marzo y 21 de Abril a las 18:00 horas.
«El siglo XXI sigue arrastrando los mismos cánones de belleza del siglo pasado, los de la mujer joven, blanca, delgada, etérea y heterosexual. La belleza, el primer activo comercial de la mujer, un pasaporte para un matrimonio feliz, el éxito profesional y el reconocimiento social. El bombardeo de imágenes infinitamente retocadas con Photoshop a las que todo el mundo está expuesto aliena a las mujeres y a los hombres con una búsqueda constante de un ideal de belleza inalcanzable, que solo conduce a la frustración y al odio hacia su persona. Una población ciega, hambrienta por sus dietas, que se vuelve terriblemente manipulable y obediente.
Rechazar la norma es escoger, tanto desde la vulnerabilidad como desde el entusiasmo, ser incorruptible, fiel a ti mismo o misma, honesto u honesta y punk frente a un sistema capitalista que genera descendientes monstruosos de uniformidad y consumismo, todo eso desde el mismo molde patriarcal poscolonial», expresa la fotógrafa Emilie Hallard (1979, Francia), autora de la exposición 'Les Corps Incorruptibles', que se puede apreciar en el Centre LGBTBI de Barcelona, desde ya y hasta el 26 de Abril (al igual que en el libro del mismo título, ya a la venta).
«Les corps incorruptibles» presenta una serie de 31 retratos de personas desnudas que muestran sus cuerpos en un amplio abanico de diversidades entrecruzadas, acompañados por los textos y las reflexiones de Judith Butler, Antonio Centeno, Virginie Despentes, Daria Marx o Nicole Seck, entre otros.
El proyecto parte de un rechazo a las normas, y un sentimiento de estima y deseo por cuerpos «de todas las edades, tallas, géneros y colores». Hallard «ha estado deconstruyendo los estándares de belleza, empezando con una investigación de honestidad, de empoderamiento, de aceptación y confianza en ella misma, para recoger las palabras de sus compañeros y compañeras, y mirarlos y mirarlas con ternura». Estos cuerpos incorruptibles son «una declaración de amor feminista, queer y antirracista», por la «diversidad, la improbabilidad, la ambigüedad, lo andrógino, lo no obvio y lo no binario», según la propia autora.
