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  • Foto del escritorLiceo Magazine

¡No soy una Bruja! La Mujer sigue gritando por su libertad


I am not a Witch

¡La Mujer!, ¡La Mujer!, ¡La Mujer! Ese ser al que el otro 50% de la Humanidad tanto teme y cuya lucha actual por sobrevivir (como si la otra mitad pudiera seguir haciéndolo sola) sigue siendo uno de los principales temas de la cinematografía mundial. Ya veíamos la involución de su rol social en Turquía, a través de las niñas de "Mustang"; la degradación de su valor en la India de "Siete Diosas Hindúes Furiosas" o el conflicto musulmán-modernidad en "Pasión Bajo el Burka"; incluso la animación ha sido testigo de esta lucha, desde "Persépolis" hasta la más reciente "The Breadwinner". En "I Am not a Witch! / ¡No Soy una Bruja! (Reino Unido/Francia, 2017), el título podría remitirnos a una película medieval en plan "Juana de Arco" o una colonial como "La Letra Escarlata", pero resulta que no... la caza de brujas es un hecho actual en Zambia, donde aún existen con el consenso del gobierno, los campamentos de Brujas. Una realidad que inspiró a su directora, la también zambiana pero educada en Inglaterra, Rungano Nyoni, a escribir y llevar adelante esta película que tuvo su estreno mundial en el pasado Festival de Cannes (durante el proceso de investigación para la escritura de su guión, Nyoni incluso viajó a Ghana donde se convirtió en la primera extranjera en dormir en uno de estos campamentos)

Witch Camp

La película comienza cuando la pequeña Shula (Margaret Mulubwa) es llevada a prisión para posteriormente ser enjuicida por Bruja. ¿La razón? Poco importa. Prácticamente cualquier mujer pobre e indefensa de Zambia puede ser acusada de bruja y confinada a un campo de concentración - a donde irá a trabajar cuasigratis para sus carceleros. También sabemos que son los hombres los que tienen la potestad de acusarlas - en alguna escena, una mujer le tira piedras a su yerno cuando éste lleva a su hija a visitarla: "¿cómo puedes venir con el culpable de que yo esté aquí?". El castigo, si la "bruja" se niega a entrar al campo, es asombrosamente absurdo fuera de este contexto: la mujer se convertirá en cabra. Una muestra gráfica del nivel de educación en ese país y la razón por la que nuestra inocente protagonista acepta unirse a este club de viejas desperanzadas, que cuando no estarán trabajando, estarán exhibiéndose para los estúpidos turistas que visitan África en busca de selfies con cualquier ser exótico que les proporcione likes.

Witch Camp

Como en todo Cuento de Hadas hay una bruja, también pasa al revés - por muy "based upon a true story" que éste sea-. Aquí es donde aparece la mujer del gobernador con un mensaje alentador para Shula: aún hay una maravillosa posibilidad de dejar de ser bruja, sin convertirse en cabra. Y no, no es la educación ni la cultura, sino la obediencia. Si Shula demuestra que puede ser verdaderamente sumisa, su valor de mercado cambiará y entonces tendrá la posibilidad de que un hombre la compre para que sea su esposa. Ella misma es el ejemplo personificado de esta realidad.

Respect

"¡No soy una bruja!" tiene el valor de una gran obra de arte: no solo toca temas como la actual situación de la mujer en algunos países de África, el peligro de la falta de educación o la superstición, sino que es ante todo - o en gran balance - una película memorable: con un guión espléndido que te atrapa de principio a fin, una puesta en escena à la documental pero al mismo tiempo etérea (el motivo de las mujeres frenadas por largos tramos de cinta blanca tiene un toque de Charles Perrault o de los hermanos Grimm, una presunción mágico-realista que dramatiza brillantemente la realidad de los lazos que las atan), y unos rostros tan naturales que nos recuerdan al Pier Paolo Pasolini más encantador. La propia Mulubwa fue elegida por Nyoni durante la preproducción de la película, de allí que terminara abriendo una campaña en gofund.me para poder brindarle educación a nuestra futura protagonista y evitarle correr el riesgo de debatirse entre ser una bruja o una cabra.

Ritual

"¡No soy una bruja!" se estrena en Tánger y Tárifa en el Festival de Cine Africano desde el 27 de Abril al 05 de Mayo y en Barcelona en el marco del Festival Internacional de Cinema d'Autor el 03 de Mayo a las 20:00 en el Auditorio del CCCB.

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