El 7 de Marzo de 2017, los asistentes a la Defibrillator Performance Art Gallery de Chicago asistieron a una performance bastante singular: ver al artista contemporáneo Abel Azcona tatuarse en el ano la emblemática frase de Ronald Reagan, resucitada por Donald Trump: "Make America Great Again".
Aunque suponemos que muchos puritanos se habrán burlado, la performance causó shock, indignación, controversia, duda, reflexión, risas nerviosas... ¡vamos, lo que toda obra de arte inmortal lleva consigo!
Azcona es de esos artistas que hacen que toda una sociedad (incluyendo iglesia y políticos) lo odien. Cada anuncio suyo genera terror. Su presencia en un escenario (sea cual sea) rompe con todo) bien sea escribiendo la palabra "pederastia" con hostias consagradas robadas en las iglesias o tomando ketamina para entregar su cuerpo como lienzo a los asistentes, para que éstos hicieran con él lo que quisiera (algo, evidentemente, muy inspirado en Marina Abramovic).
Se dice que una obra de arte no tiene valos sin contexto (se dice y es la razón de ser de nuestra revista: "arte en contexto y viceversa") y Azcona parece entenderlo muy bien: si sus performance cotidianas suelen llevarse a cabo frente a iglesias o en lugares tradicionalistas, en esta ocasión el artista español viajó a Estados Unidos para darle su saludo a Trump: Eesto es lo que hago contigo y con tu ideología, adornarme el culo". Habría sido quizá muy fácil (y muy tonto) hacerlo en España.
Sufrimiento, placer, voyerismo, pornografía... puede decirse muchas cosas de esta perfomance y de su resultado, pero no cabe duda que Abel Azcona ha llevado el arte contemporáneo a otro nivel: ahora la obra más representativa de estos tiempos no está en un museo o galería, perdida en un lugar encantado o en un graffiti de la generación Bansky; no... ¡está en su ano!
