La película polaca "Consolation", de Pawel Podlejski, ha sido la ganadora del Gran Premio del Jurado en la segunda edición del Craft Film Festival de Barcelona, mientras la japonesa "The Albino's Trees" ha sido honrada con el Premio del Público.
No es fácil estar en el line-up del Craft Film Festival: de más de un centenar de películas "low-budget" postuladas, recién seis tienen el honor de ser seleccionadas. Este nóvel festival es aún muy pequeño, pero muy bien curado. Aquí, ganar cobra proporciones épicas para estos cineastas que apenas han tenido presupuesto para el catering y que viajar a Barcelona incluso se les ha hecho difícil; pero cuyas carreras sin duda recibirán un impulso a partir de este momento (como sucedió con "Ekaj" o "Andrés lee i escribe", ganadoras de la pasada edición).
En esta segunda edición, "Pociecha" (Consuelo o Consolation), de Pawel Podlejski, fue la ganadora del Gran Premio del Jurado (este año, enteramente femenino, por cierto). La cinta polaca cautivó a todos desde el primer momento, cuando la descarriada Paulina (Aleksandra Graca) aparece en la puerta de Patryk (el mismo Podlejski) para anunciarle que es su hija y viene para quedarse: el guión ligero pero inteligente, la potente química entre los protagonistas y una puesta en escena naturalista, enmarcada en una rural Polonia postcomunista, te hacen realmente gozar con la peculiar relación que se teje entre hija-padre y se estrecha con los más inesperados giros dramáticos.
Por su parte, la japonesa "Arubino no ki" (The Albino`s Trees o Los Árboles del Albino) fue la película que cautivó el Premio de la Audiencia: Mazakazu Kaneko, como todo joven nipón crecido entre el modernismo y la tradición, utiliza el minimalismo zen - tras colocarnos propiamente en el interior de una perdida montaña - para mostrarnos una película entre intimista y mitológica, a partir de la aventura de Yoku (Yuzuke Fukuchi), un cazador que se interna en una aislada aldea de viejos artesanos para descubrir dónde está el Dios Ciervo Blanco al que éstos rinden culto y darle muerte con el fin de eliminar la superstición en el lugar. Una exquisita alegoría sobre la libertad de creer, la intolerancia religiosa y el conflicto mismo de esta generación japonesa que trata de conciliar su identidad entre la tradición interna y la modernidad externa.
El Craft es una de las ofertas cinematográficas más admirables que ofrece Barcelona, hasta ahora ha sacado adelante dos ediciones autofinanciadas, con toda la valentía y el riesgo que esto supone. Esperamos que la tercera sea la vencida y logren consolidarse como debe: con el apoyo de la comunidad cinéfila, pero también con el apoyo institucional que se merece.