El cantautor español está de vuelta con su nuevo álbum '1985'.
Haciendo alusión a una de las canciones de su nuevo trabajo, podríamos decir que Jvel es un "ángel en la oscuridad"... de la escena electrónica, de la movida nocturna LGBTQ+, del activismo. Es un canalla, un descarado delicioso que no teme en besarse o bailar con otro hombre en su vídeo promocional ("La Nube", punta de lanza de éste trabajo, disparada ya hace casi un año), su música y su estética grita homosexualidad en cada línea, pero él no es un ícono gay más. Es un autocrítico o crítico del sistema. Hasta un heterosexual podría enamorarse de él.
"No me pongo pa'llevar" muy bien puede servir como su carta de presentación. En él se muestra orgulloso no sólo de su sexualidad, sino de su vulnerabilidad. Es un fénix surgido "del infierno", de haberse "arrastrado por el suelo", de "no mirar antes de saltar"... Atrás parecen haber quedado "los morbos, los vicios y todos los servicios". El nuevo Jvel es un cantautor mucho más maduro, cuya sublime melodía provoca arroparse en ella en medio de la pista... o lo mismo correr a arroparle a él. '1985' es su catársis: "Qué pequeña es esta ciudad. ¿Quién se la comerá?".
"Las noches del sudor" sería la canción contextual, la que nos ubica en los tiempos de la "generación grinder": "el amor ya no es el mejor abrigo si hace frío, cambia de aires o despídete", canta Jvel, mientras se atreve a confesar que "ya no me lamento si soy de esos que hablan de sus sentimientos" (recordemos que no está bien visto ser sensible en tiempos de "follar y tirar").
Su sensibilidad alcanza uno de sus picos en el track más dulce del álbum "Hablando con las hadas" (featuring La Prohibida). La colaboración con la gran diva es exquisita. Sus voces juntas suenan demasiado etéreas para los oídos de cualquier melómano... o bailarín terrestre.
Jvel es un artista que deberías tener entre tu playlist. No sólo la pasarás muy bien, sino quizá comenzarás a cuestionarte muchas cosas.