top of page
  • Foto del escritorLiceo Magazine

Un paseo por Valderrubio: vecindario de Lorca y Bernarda Alba


La tarea no fue nada fácil: las indicaciones son muy escasas y tras dos días investigando y yendo a la parada de Granada, donde supuestamente debía partir el transporte público a Valderrubio, no conseguíamos hacerlo. Pero la resistencia pudo más y llegamos al pueblo donde Federico García Lorca se formó (nació muy cerca, en Fuente Vaqueros, pero su familia se mudó cuando él era aún muy pequeño). Aquí regresaba cada vez que podía, ya que aunque su familia seguía aumentando de posición gracias a la venta de la remolacha, lo que les permitió comprar una propiedad señorial en Granada, seguía siendo la paz de este lugar la que más le atraía e inspiraba para escribir.

Justamente, a escasos metros de su casa, se encontraba la familia que lo llevó a escribir su obra cumbre, los Alba. Porque sí, era "los", ya que el padre de la familia aún vivía, pero Federico decidió matarlo en su imaginación para hacer una obra mucho más femenina y la convirtió simplemente en "La Casa de Bernarda Alba".

Eran los últimos días de Julio y las calles de Valderrubio, como todo pueblo de Andalucía, estaba literalmente vacío alrededor del mediodía. El tiempo parecía haberse detenido y era fácil captar la atmósfera lorquiana, como si de una experiencia inmersiva se tratara. No podíamos dejar de pensar lo que podrían estar pensando las mujeres del pueblo a esa hora, mientras sus maridos, seguramente, estaban en el campo (esperemos que, a la sombra).

Un par de cuadras más allá de la iglesia, encontramos la Casa de los Lorca, y entramos como Pedro por su casa. En el patio nos encontramos la más educada y bella de las guías, como si el propio Federico la hubiese creado, a quien le pagamos los correspondientes 3 euros antes de que nos abriera las puertas al interior de la casa. Está literalmente intacta, con todo su mobiliario, incluyendo una camisa de Federico en el escaparate y una carta, no terminada, con su correspondiente pluma, en el escritorio de su habitación. Un holograma de Federico aparece en la cocina y se dirige a la habitación de su hermana... todo es poesía en el lugar... hasta el gallinero.

Unas casas más allá está "La Casa de Bernarda Alba", perfecta e impoluta como la mujer que la inspiró, Francisca Alba, gracias a que sus descendientes siguieron viviendo en ella hasta hace muy poco, cuando después de generaciones de amistosas, pero intensas relaciones con los Lorca, por la ocurrencia de Federico de haber mancillado el honor de la matriarca, finalmente hicieron las pases y donaron la casa para la contemplación y admiración de los amantes del teatro, la poesía y la cultura en general.

Entramos por detrás, por la misma puerta donde se colaba Pepe El Romano y nos encontramos con el granero donde éste se encontraba con Adela. Tras cruzar el vasto patio entramos al interior de la casa, por supuesto, por la cocina de La Poncia, la cual nos lleva al centro de la casa y de la historia de la tragedia moderna: el patio central, donde las hermanas Alba se sentaban a bordar bajo la sombra, al lado del pozo que compartían con la familia Lorca (la tía de Federico) y desde cuyo lado opuesto, el pícaro escritor se sentaba a escuchar las historias íntimas de la familia, cuyos diálogos inmortalizados por su pluma marcaron el teatro español para siempre...

En la sala, a un lado de la chimenea, reposa el cuadro de Francisca "Bernarda" Alba. Irónicamente, frente al de su peor enemigo en la imaginación lorquiana, Pepe El Romano, a quien mataría por haber mancillado el honor de su hija provocando el suicidio de ésta.

Más allá, la habitación principal seguida por las habitaciones de las señoritas, habitadas por hologramas de las mismas, recitando magistralmente los diálogos inmortales de la obra. En algunas ocasiones, intepretadas por las propias actrices en carne y hueso, para ello hay que apuntarse y adquirir las entradas con anticipación. Tendremos que planear mejor el próximo viaje... y volver en coche.

bottom of page