Susanna Hertrich recuerda - como muy pocos artistas contemporáneos pueden hacerlo. - a Leonardo Da Vinci: artista es su primer título (estudió en la Peter Behrens School of Art de Düsseldorf y la Tokyo University of the Arts, para luego recibir un grado de máster del Royal College of Art de Londres), pero es su fascinación por la ciencia, la biología, la tecnología, el futuro o lo posthumano, lo que realmente la inspira. No en vano, comparte su título principal con el de investigadora del Institute of Experimental Design and Media Cultures de la Academy of Art & Design en Basel FHNW, Suiza, donde conduce el proyecto »The Sensorium of the Animals« en colaboración con Shintaro Miyazaki. El par está interesado en captar la percepción animal, cómo los animales sienten y ven lo invisible a través de la electrorecepción.
Mientras estudiaba diseño interactivo en Londres, Susanna se encontró con el libro que la inspiraría desde entonces ‘Straw Dogs: Thoughts on Humans and Other Animals’, el cual la llevaría a estudiar las posibles respuestas instintivas que los seres humanos podrían aprender de los animales, diseñando para ello extensiones protésicas. las cuales quedarían plasmadas en el trabajo que la convertiría en toda una revelación del arte + ciencia: "Prostheses for Instincts".
Los dispositivos usados directamente sobre la piel. Están conectados a flujos de datos (streaming data) que se relacionan con peligros diferidos como el mercado de valores, tipos de cambio de divisas, desastres naturales (datos de terremotos) o tasas locales de delincuencia. Cuando se registra un cambio de datos entrantes, los dispositivos saltan automáticamente a la acción y crean sensaciones hápticas similares a las causadas por los instintos naturales: pelo levantado, escalofríos, temblores, etc.
En "Synthetic Empathy" exploraría formas de evocar potencialmente la empatía y la conmiseración, incluso en tiempos de tristeza supersaturada. Hertrich exploraba tres principios de simulación emocional a través de los medios corporales: miedo, frialdad; pánico, a través de la restricción; Y el dolor, a través de la excitación lacrimógena. Ya no la mente causa el sentimiento, sino una máquina. Las emociones de preocupación aquí son desagradables, y generalmente suprimidas. Sin embargo, se les considera muy importantes, no sólo desde un punto de vista evolutivo, sino también desde un punto de vista socio-psicológico. Proporcionar los signos corporales de conmiseración a través de medios sintéticos altera la percepción de las reacciones corporales a las circunstancias sociales y su relación con lo artificial.
Uno de sus trabajos más aclamados, 'El fabuloso olfatómetro de Jacobson' es un cabezal elaborado, que imita a los mamíferos cuando los niveles de contaminación del aire son altos. El labio del usuario de FOJ se enrosca como una respuesta a las toxinas aumentadas en el aire. Esta reacción, común a muchos animales, se vuelve a contextualizar como una herramienta útil para los seres humanos que viven en centros urbanos altamente contaminados.
Hertrich tiene un enfoque utilitario autoproclamado a la creación de arte, que se puede ver claramente en sus obras de prótesis, por más especulativas que puedan ser. Sin embargo, no carecen de mérito artístico: la apariencia exterior de estos aparatos parece reflejar una estética científica nostálgica, parecida a la del siglo XX, dispositivos de interrogación revestidos de cuero en lugar de las elegantes tecnologías digitales del siglo XXI. (Berlinark.com)
"Brighter than a thousand suns", el último trabajo de Susanna es un compendio de todos los conocimientos de Hertrich en los diferentes campos artísticos que domina. El mismo se presenta como una instalación, pero sin duda, es mucho más que eso. Una armadura para detectar la radiación nuclear interpretada como engranaje samurai contemporáneo con un corto filmado en la prefectura de Fukushima en Japón en mayo de 2016.
Este proyecto podría ser considerado como un peregrinaje contemporáneo. Susanna Hertrich fue a Fukushima en mayo de 2016 y, junto con ella, trajo un uniforme y un dispositivo. El uniforme se asemeja a un equipo de un trabajador típico, mientras muestra similitudes con el equipo de samurai tradicional. Elementos de este uniforme contienen tecnologías que detectan la radiación nuclear ambiental omnipresente: Un Geiger-Counter-Kit dentro del dispositivo lee los niveles de radiación y envía los datos al casco. Cuando se registra una lectura positiva (se detecta radiación) se ilumina un ornamento en el casco. De nuevo, la Hertrich investigadora hace de las suyas.
Ambos artículos sirven como apoyos para un cortometraje de aproximadamente 15 minutos de duración que fue filmado en las zonas costeras de la prefectura de Fukushima. La película muestra a un joven que explora los paisajes desolados y los pueblos fantasmas abandonados cerca de las centrales nucleares (la ciudad Namie sólo se volvió a abrir al público en abril de 2016). Él lleva el uniforme mencionado y lleva el dispositivo nombrado para explorar el suelo. Casi, como si su cuerpo estuviera poseído por una fuerza antinatural, la radiactividad ambiental aparece como una iluminación de su casco hacia el mundo exterior. El video se filma en un ángulo de observación neutral, en su mayoría con una cámara fija en largo, haciendo alusión a las escenas de paisaje de gran angular en las famosas impresiones de madera de Hokusai, además de citar la cámara estable y lenta de Akira Kurosawa usada en sus películas de samurai. Esta vez, descubrimos entonces a una Susanna directora de cine, mientras las imagen gráfica que acompañan todo el trabajo hacen gala de su visión como fotógrafa.
Para más info acerca de Susanna Hertrich visita su página www.susannahertrich.com
La propia Hertrich ya ha sido inmortalizada dentro de su propio documental. En "Art", de Ricardo González, comparte créditos con otros diez artistas contemporáneos del mundo, incluyendo a su coterráneo Andreas Greiner, de quien publicaremos un artículo más adelante. "Art" será estrenado online a través de Liceomagazine.com. Estén pendientes.
