La investigación de Antonio Pichillá QuiacaÃn (Guatemala) y Ayrson Heráclito (Brasil) se centra en la espiritualidad ancestral y reflexiona sobre diversos procesos de curación preservados por los pueblos indÃgenas y comunidades étnicas afrodescendientes en América Latina. Ambos desarrollan sus obras en una zona histórico-polÃtica marcada por actos de violencia racista y circulan por el territorio de la historia en busca de una voz que diga lo no dicho, arrojando luz sobre visiones del mundo invisibilizadas. Es en este silencio donde las obras cobran fuerza y encuentran voz, donde se materializan actos rituales de sanación histórica con su potencial convocante, a través de sus prácticas de danza, ofrendas, cantos, gestos y acciones.
La necesidad de curar las heridas históricas y purificar el pasado para encontrar la paz de su gente es la piedra angular de la obra de Heráclito. En los dos vÃdeos expuestos en ARCO podemos verlo "exorcizando" dos lugares emblemáticos de la esclavitud en Brasil, uno en Salvador de BahÃa, donde vivÃan prácticamente hacinados para el uso y conveniencia de sus amos y otro en el Senegal, en un espacio donde eran "recolectados" antes de su envÃo a las Américas.
Para Heráclito, arte y religión - en éste caso Candomblé - van de la mano. Sus esculturas metálicas son diálogos entre deidades que luego versiona en clave pictórica, mientras sus fotografÃas buscan la humanización y un mayor acercamiento a los mismos; estableciendo el diálogo en éste caso, entre los "actores" y la utilerÃa obra del propio artista.
Una auténtica exploración de la espiritualidad afrolatina.
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