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Francisco Sanabria, creador de mitos.

Conversamos con el artista venezolano sobre el proceso creativo de sus obras/personajes.

Francisco Sanabria, 'Autorretrato'.

Francisco Sanabria es un artista muy joven, con la ventaja ante muchos chicos de su generación de haber crecido en el campo, alejado del mundanal ruido, los móviles inteligentes, el agobio de las plataformas y toda clase de dispersiones que puede ofrecer la ciudad. Nació en el Estado Zulia, Venezuela, en una zona rural lejos de cualquier pueblo, en medio de mucha vegetación y animales. Después de la escuela, solía mirar los pocos canales de televisión cuya señal llegaba hasta allí y jugar a los videojuegos. De resto, era bastante solitario, pues no tenía nadie con quién jugar aparte de sus hermanos. Entonces dibujaba y modelaba figuras en plastilina usando como referencia los libros de ciencias naturales de la escuela o alguna revista de videojuegos. Ese conjunto de actividades, y crecer en un entorno tan solitario, desarrollarían su imperiosa necesidad de crear. Lo que más llamaba su atención eran los animales, dinosaurios, monstruos, seres mitológicos, criaturas y personajes en general.


Ya de adolescente pasaba mucho tiempo dibujando conjuntos de personajes que compartían una historia y un universo. Los dibujaba una y otra vez. Esa etapa le dio forma a sus primeros intereses estéticos.


Francisco Sanabria, Dibujo #1

Al llegar a Mérida (la Mérida venezolana, cabe acotar) y comenzar a estudiar Artes Visuales en la Universidad de Los Andes, la más importante del país, pudo experimentar con otros medios, como la escultura, la pintura y lo audiovisual. En cuanto al contenido de sus obras, comenzó a incluir temas más adultos y emocionales, como el amor, la soledad, la identidad y el erotismo, pero siempre bajo la forma de personajes.


Desde entonces, y gracias a las redes sociales, su trabajo se ha encumbrado y se ha ido haciendo poco a poco internacional. Desde allí, Sanabria hace una pausa para compartir en exclusiva con Liceo Magazine su extraordinario universo creativo.


¿Cómo estás, Francisco?, ¿qué tal el panorama por allí? Contextualízanos un poco, ¿cómo es crear en Venezuela en estos momentos?

Puedo hablar solamente desde mi experiencia, porque aunque la situación de Venezuela nos afecta a todos los venezolanos (dentro o fuera del país) de manera diferente. Mis personajes siempre han sido parte de universos ficticios e intento mantenerlos así a pesar de las carencias que nos rodean, que son muy tangibles. Sin embargo, es inevitable que todo lo que haga se vea condicionado por el lugar en el que vivo, y esto se refleja en cómo lo hago, aunque aparentemente sean temas desligados de la realidad.

Por no contar con las condiciones más ideales para crear, o no tener acceso a los materiales y herramientas que tendría viviendo en otro sitio, he aprendido a adaptarme y a aprovechar lo que tengo a la mano (el espacio que tengo, lo que sé hacer, mi tiempo) y mi trabajo se ha enriquecido y se ha hecho más mixto por la mezcla de técnicas, la reutilización de materiales y la improvisación.


En mi caso, la parte más difícil es mantenerme motivado a pesar de una voz interior que cuestiona cualquier idea que no parezca realista o útil dentro del panorama de crisis, en todo sentido, que vivimos. Es una lucha entre el impulso creador y lo desalentador del panorama.


Francisco Sanabria, 'Kraken', 2018.

Admiramos mucho y nos alegra sobremanera que puedas estar en tu país haciendo lo que tanto te gusta, ¿Cómo ves el contexto artístico allí?, ¿cuál es tu impresión de todo lo que está sucediendo alrededor?

Es una situación que lleva tanto tiempo que se ha vuelto el día a día y es imposible verla como algo pasajero o reversible a corto plazo. Asimilarlo nos ha llevado a conseguir alternativas para seguir creando y compartiendo lo que hacemos, aunque los espacios que tradicionalmente servían para eso (museos, galerías, salas de teatro, editoriales, etc.) no estén funcionando como se supone que deberían funcionar. Sumando a esta situación la pandemia del COVID-19...


Gracias a las redes sociales y el internet podemos seguir compartiendo lo que hacemos con otras personas y nutriéndonos al mismo tiempo de lo que hacen los otros. La migración masiva que ha habido ha creado una especie de comunidad virtual entre los conocidos, estemos donde estemos. Han surgido nuevas formas de trabajar en conjunto o de colaborar a distancia, y es una vía para interactuar con el resto del mundo sin quedar aislados por completo. Incluyo esto dentro del panorama nacional porque no lo limito a un espacio geográfico sino a las personas que lo viven. La situación ha hecho que lo que se hace sea más crudo y honesto, y que se haga con cariño y convicción.


Francisco Sanabria, 'Vranim 2', 2020.

Centrándonos ya en ti y en tu obra tan 'sui generis'... ¿cómo clasificarías a ésta?

La creación de máscaras surgió entre un desencuentro con el dibujo y un momento en el que estaba pensando demasiado las cosas y necesitaba dejar de cuestionarme a mí mismo. Me permitieron, por un lado, un trabajo de taller mucho más físico y menos introspectivo que el dibujo y, por el otro, poder encerrar diferentes emociones y pensamientos en personajes, para darle su espacio a cada uno sin que compitieran por atención. Fue liberador física y mentalmente. Además comencé a ver los objetos que normalmente desechaba como materiales potenciales.


Las máscaras son una etapa de la misma inquietud inicial de la ilustración y la creación de personajes. Aunque el medio es diferente, hay elementos que se mantienen: el protagonismo de los personajes fantásticos, monstruos y seres mitológicos, que cuentan alguna historia o reflejan alguna emoción, situación o idea que me haya venido a la cabeza. Por el lado estético, el vestuario y el diseño general de cada personaje me sigue permitiendo jugar con todos los elementos visuales que tenía al dibujar.


La ficción me ayuda a darle una forma visible a ciertos aspectos de la vida que a veces resultan abstractos cuando se viven, y darles un rostro o nombre los hace más fáciles de afrontar. Esta cualidad no la entendía cuando estaba pequeño, la comprendí con el tiempo y es algo que siempre está presente en mis trabajos.


Francisco Sanabria, 'Zallek', 2021.

Claro, como el origen de tu propia mitología... ¿y qué referentes artísticos te vienen a la mente a la hora de crear?

Me inspiran elementos que vienen de diferentes direcciones: el cine, la televisión, la música, la literatura, los dibujos animados, los videojuegos, las diferentes culturas, la moda, y cualquier manifestación estética. Principalmente las criaturas de películas de fantasía, ciencia ficción y terror de los 80s, que fue la década en la que crecí: 'The Dark Crystal', 'The Neverending Story', 'Legend', 'Labyrinth'... otras más actuales, como las de Guillermo del Toro o el estudio Ghibli. Algunos videojuegos como 'The Legend Of Zelda', el universo de H.R. Giger y donde quiera que haya diseño interesante de personajes.

Con respecto a las máscaras, admiro a varios creadores que he conocido por medio de Instagram como Lyle Reimer (Lylexox), Mothmeister o Damselfrau. Y Handsomedevilspuppets, aunque su trabajo sean marionetas y no máscaras.


Estudiando todos tus trabajos parece haber un proceso creativo muy complejo detrás: no sólo inicias con una fotografía, sino que hay una puesta en escena con un vestuario y una utilería muy cuidados... luego una edición... pero mejor, cuéntanoslo tú. Por cierto, ¿Lo haces todo tú solo o tienes colaboradores?

Cada máscara tiene una historia particular, tanto en su concepto como en su proceso. Por ejemplo, Zallek (el flamenco) y Vranim (el vampiro). Ambas están hechas sobre una estructura de cartón y papel, tienen algunos acabados en arcilla, sus vestuarios están hechos con retazos de tela, paraguas, zapatos y otros objetos de desecho. Con Vranim buscaba una estética gótica de encajes y cuero, con Zallek quería un aspecto steampunk oxidado, más moderno y colorido. Estaba trabajando en ambos personajes al mismo tiempo y sentí que había una relación entre los dos como si fueran dos polaridades de un mismo personaje. Vranim está basado en el despecho, el rencor, la nostalgia y aferrarse al pasado; Zallek es las ganas de conocer, la actitud independiente y mirar al futuro. Comencé a imaginar una historia que narrara esa polaridad en la forma de un romance imposible: "Vranim y Zallek eran dos aprendices de magia que también eran amantes. Vivían en el castillo de Vranim, quien dormía de día para protegerse de la luz del sol, mientras la raza de Zallek era diurna. Sólo podían amarse al amanecer y al anochecer. Vranim tuvo la idea de llevar a cabo un hechizo con el que ambos se convertirían en un mismo ser que gozaría de los poderes y habilidades de cada uno. Zallek se sintió horrorizado y abandonó a Vranim."


Francisco Sanabria, 'Vranim 1', 2020.

Para las fotos de Vranim necesitaba un lugar deteriorado y oscuro como la guarida de un murciélago y pude conseguir una casa en ruinas, de la época colonial. Las fotos de Zallek las hicimos en un parque de patinadores lleno de grafitis, un ambiente urbano que contrastaba con el castillo de Vranim. La edición fotográfica y la adición de elementos en 3D siempre responden a la necesidad de ambientar o de complementar la narración, y son hechas por mí. También hago algunas fotos como las más íntimas que son autorretratos.


Ana Sanabria, mi hermana, trabaja en cine y publicidad, y estudió Medios Audiovisuales, ha estado conmigo en todo el proceso desde que comencé a hacer máscaras, haciendo la mayoría de las fotos sobre las que luego trabajo con la edición. También ha sido modelo para algunos personajes. Los modelos han sido todos amigos y conocidos. El resto de las colaboraciones han sido espontáneas y entre personas cercanas. Algunos han sido asistentes durante las sesiones de fotos y otros han facilitado locaciones.


Francisco Sanabria junto a su equipo.

¡Qué maravilla! Parece todo muy divertido. Ahora, volviendo a las redes sociales, que como bien dijiste te mantiene conectado con tus amigos alrededor del mundo, además de ayudar a que tu trabajo sea conocido internacionalmente, también te permite hacer nuevas colaboraciones, como aquélla con Pablo Sola (y la cual mostramos en Liceo).¿Alguna otra sorpresa que te haya traído la red?

Con Pablo todo se dio de manera natural. Seguía su trabajo desde hacía tiempo y hablábamos de lo que estaba haciendo cada uno. Me pareció muy grato porque me dio la impresión de que es una persona accesible aunque su trabajo pueda resultar un poco intimidante para algunos. Un día se nos ocurrió hacer algo juntos y eso nos ayudó a sentirnos productivos en medio de la pandemia y a interactuar creativamente.


Otra experiencia con las redes sociales puede ser haberme puesto en contacto con Carina Shoshtary, la fundadora del proyecto Fashion For Bank Robbers. Cuando comencé a hacer máscaras, FFBR fue una de las mayores fuentes de inspiración. Es una colección muy bien curada de trabajos de máscaras, sombreros, y otras piezas de Wearable art hechos por creadores de todo el mundo. Con el tiempo comenzó a notar mi trabajo y hemos estado en contacto desde entonces.


Aparte de Pablo en España y Carina en Alemania, también he conocido a personas de otros países interesadas en lo que hago. De Rusia, Rumania, Ruanda, Suecia, Grecia, México, Puerto Rico. Poder compartir con una comunidad con intereses tan específicos es algo que no podría ser posible sin la herramienta del internet, y es muy valioso porque tenemos en común que no conocemos a mucha gente cercana que tenga intereses parecidos. Todos nos nutrimos de lo que vemos en las redes, y eso nos anima.



¿Dónde sientes que tu trabajo encaja mejor?

Durante mis años en la universidad hice algunas exposiciones de dibujo y pintura a nivel regional. He participado en muestras de ilustración en otros países y en fanzines o revistas digitales, pero a menor escala. Por un tiempo intenté que mi trabajo quedara seleccionado en convocatorias expositivas internacionales más grandes, pero luego dejé de intentarlo porque sentí que no encajaba en los criterios que tenían para seleccionar.

Le apuesto mucho a lo digital porque permite llegar a un público que está realmente interesado en cada tipo de propuesta y no se limita a las personas que se encuentran geográficamente cerca. Me parece una vía más factible para poder llevar lo que hago a quienes realmente lo aprecien o lo encuentren inspirador, que es lo que busco como creador. Esa facilidad de difusión era parte de mi motivación para hacer fotos o videos.

Me gustaría ver mi trabajo en un medio audiovisual, con música, tal vez con una historia o de manera más abstracta. Un cortometraje, un videoclip o una especie de fashion film de un universo fantástico paralelo. En caso de hacer una muestra física, me gustaría que hubiera música, ambientación de los espacios como si fueran los hábitats de cada personaje, baile, artes marciales, malabares e interacción con las obras para hacer sentir al espectador más como un visitante dentro de un mundo fantástico que como alguien ajeno a él. Por la naturaleza narrativa del trabajo, también lo puedo ver en un libro.



¿Hacia dónde te gustaría encaminarte o profundizar, profesionalmente hablando?

Actualmente, siento que la serie de máscaras de animales que he estado haciendo está llegando a su fin, cerrando un ciclo. A continuación me gustaría volver a mis raíces con la ilustración e incluirla dentro de las fotos. Quisiera hacer algo más mixto que mezcle el dibujo, la fotografía, el vestuario, el 3D, la escultura, la animación. También me ha gustado la experiencia con las colaboraciones así que seguramente estaré buscando hacer más.


¿Cuando estabas comenzando a dibujar personajes, pensaste que tomarían el camino que los ha llevado a ser como son hoy en día? ¿Cómo lo ves en retrospectiva?

Dibujar, o la creación en general, ha sido un refugio durante toda mi vida. En la adolescencia no sabía que existían profesiones como concept artist o diseñador de personajes, tampoco había internet y no estaba pensando en mostrar lo que dibujaba ni en un fin específico. Lo hacía por instinto o por necesidad. Al cambiar de ciudad, el dibujo me ayudó a superar los cambios que tuve que enfrentar y sirvió para documentar nuevas experiencias. Actualmente, viviendo una realidad muy diferente a cuando comencé a estudiar Artes Visuales, el proyecto en el que esté trabajando es lo primero en lo que pienso al despertarme y lo que me da una sensación de propósito, lo que me mantiene centrado y me permite acercarme a otras personas. Tal vez no me imaginaba la forma o el medio pero la búsqueda siempre ha sido plasmar cada vez mejor lo que siento y pienso, así que era natural pensar que el resultado iría evolucionando. Todo lo que he hecho ha sido en función de eso y seguramente seguirá cambiando.















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