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Elia Tomás: la sombra blanca del ser humano.

"Las figuras que Elia Tomás retrata en sus lienzos nos hablan de una nueva mitología. Dioses falsos casi desvanecidos entre las redes sociales y el mundo digital de la nada". ~ Guillermo Martín Bermejo.




Elia Tomás está 'in crescendo'. A fuerza de trabajo y pincel su obra se hace sentir cada vez más en el mundo del arte contemporáneo. De hecho, antes de conversar con nosotros tenía un directo de Instagram con su galería, Inéditat (que compartimos más abajo). En Liceo Magazine no hemos dejado de seguirle la pista desde que comenzamos, así que ésta entrevista era una tarea pendiente.


¡Finalmente lo logramos. ¡Muchas gracias por aceptar formar parte de esta conversación con Liceo Magazine. ¡Gracias por invitarme! ¿Cómo definirías tu personalidad estética? Mi personalidad estética es una representación de los movimientos y de las inquietudes que tengo en mi cabeza; en definitiva, es una traducción de mis reflexiones artísticas. Me gusta usar el maquillaje como si fuera pintura y muy a menudo intento explorar las paletas de colores que me parecen más interesantes en ese momento. El tema de las máscaras también pertenece a esta exploración estética, siendo la base para poder permitirme ser otra persona.


Elia Tomás, Electric Cowboys (Work in progress), 2021.
Elia Tomás, Electric Cowboys (Work in progress), 2021.2

Nos encanta tu autodefinición como Narcobarbie… ¡Jajaja! me gustaba el contraste entre los dos conceptos. La primera persona en etiquetarme como Barbie creo que fue Bolo Blas, hace años. Decía que era muy “Barbie-business” porque estaba muy centrado en mi trabajo. Cuando empecé a salir de nuevo por la noche, hará unos cinco años, quise centrarme más en ese aspecto de descontrol que quiere tener Elia Tomás en su pintura.

¿Y cómo crees que llegaste a ésta personalidad estética? Gracias al mundo de la noche. En 2014 volví a salir después de muchos años encerrado en casa. Al principio me costaba mucho, en ese momento no estaba muy bien e incluso bailar me ponía muy incómodo. De allí fui poco a poco soltándome y empecé a pintarme un poco los ojos. En el 2018 me acerqué también al mundo del voguing y conocí a personas maravillosas. Sin embargo, el empujón final fue conocer la ciudad de Berlin y el mundo de los clubs. Allí entendí que ir a esos sitios te da la posibilidad de explorar quién quieres ser: estéticamente, políticamente y sexualmente. Son espacios de libertad y de creación sin limites.

Hay mucha luz en tus obras, es como si cada escena que plasmaras por muy cruda que pudiera ser, siempre es bella, radiante. ¿Eres un artista/ser de luz... o te da miedo la oscuridad? Antes de estas obras con mucha luz hubo una serie muy oscura, “Noiseless”. La realicé entre el 2013 y el 2014. Eran retratos de grupo en los que una persona escondida estaba desvaneciéndose por la imposibilidad de definirse. Trabajar con esa oscuridad fue muy útil, explorarla me permitió aceptarla como una parte de mí y dejar por fin espacio a la curiosidad por lo que va a venir. Creo que la luz en mis cuadros puede tener este significado: abrir una ventana e imaginar que allí fuera hay infinitas posibilidades.


Elia Tomás, Die another day, 2019.
Elia Tomás, Die another day, 2019.

Últimamente te identificamos con el dibujo y la pintura, pero... dónde has dejado la fotografía? Siempre fui un pésimo fotógrafo. Menos mal que lo dejé. Eran fotos horribles, horribles ¡Ojalá que no quede algún rastro en Google de eso! Actualmente tu obra forma parte del proyecto 'Visibilizar para normalizar', de la galería Ineditad, pero cada dibujo o pintura tuya siempre ha estado visualizando y normalizando la vida "queer". ¿Te considerarías un “artivista"? Sí, claro. Y creo que es necesario serlo. Hacer arte al fin y al cabo es comunicar algo, ¿no?

¿Qué opinión te merece la movida del arte queer actual, que no sólo se extiende a las galerías, sino que tiene cada vez más una enorme presencia en redes sociales como el Instagram? Me parece genial. No es algo nuevo por supuesto: ya en los 70’s y 80’s había grandes artistas que trabajaron con esto (Joan Bien, Catherine Opie…) pero me encanta esta nueva ola estética y artística. Me encanta ver también chicas y chicos jóvenes por la calle que intentan romper moldes y estereotipos. Y sobre todo, me parece fantástico que de nuevo el arte contemporáneo se interese por el cuerpo como sujeto político. Vivimos en un periodo de contradicciones políticas y de grandes inquietudes: cada pequeño gesto es una afirmación del mundo que queremos. ¿Cuáles serían los artistas queer que más te inspiran o simplemente admiras? Mi primer referente queer fue David Bowie. Tenía 9 años cuando un amigo vino al parque con una camiseta de Aladdin Sane y otro amigo le dijo: ¿por qué llevas ese dibujo de un maricón? Fue un pequeño clic, tanto a nivel personal como a nivel creativo. Otro gran referente queer que descubrí más tarde fue Fassbinder. La filmografía que logró producir en pocos años es impresionante, y algunas escenas de sus obras (como ese famoso monólogo en una carnicería sobre el amor en “Un año con trece lunas”) son historia del cine. A nivel de arte figurativo hoy día sigo diferentes artistas queer: por ejemplo me encantan las obras de Jenna Gribbon, Zoe Walsh y soy súper fan de Chris Von Steiner. También me inspiro en artistas que no definen su trabajo como queer pero realmente crean realidades alternativas y critican al sistema utilizando su cuerpo como medio, como en el caso de Maru Katayama y Cindy Sherman. Recuerdo que te entrevistamos brevemente a propósito de una nota especial que hicimos sobre el también artista Pablo Sola, a quien dibujaste. Parece que la colaboración entre artistas plásticos es un fenómeno cada vez en mayor auge, ¿no? ¿Cómo surge éste tipo de intercambios? Con Pablo surgió simplemente porque somos amigos. Me encanta tanto él como su obra. Es un modelo increíble con una estética única y es una persona súper amable. En diferentes ocasiones hemos colaborado también en la construcción de la imagen final para la obra.

Elia Tomás, Red Line 7 (Pablo), 2020.
Elia Tomás, Red Line 7 (Pablo), 2020.

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¿A qué otros artistas te gustaría retratar o para quién te gustaría posar? Soy pésimo modelo. No soy nada natural y me siento incómodo cuando me hacen fotos otras personas. Eso sí, muy a menudo me hago fotografías y las utilizo para realizar autorretratos.

En general, cuando colaboro con alguien me encanta que sea la ocasión para conocerse un poco más, intercambiar opiniones y aprender. No me interesa hacer las cosas deprisa, ni me interesa que la persona a la que hago fotos sea muy conocida o importante. Lo que me interesa es que haya o que se cree una conexión. Si no la hay, pues igual inútil esperar que pueda salir una obra interesante de eso, ¿no? Supongo que a veces es simplemente cuestión de química. ¿Ayudan las colaboraciones a que en cierta manera el ego del artista sea más “automanejable"? Mi novio te diría que soy igual de insoportable haga lo que haga ¡jajaja! Igual puedo ser un poco pesado a veces, pero no creo que retratar a otras personas necesariamente te haga más empático. Es más: creo que usar tu mismo cuerpo para acercarte a otras vidas, otros papeles y otros ambientes sea algo que te hace aprender muchas cosas. Los niños y las niñas lo hacen: son el policía y son el ladrón. En el juego, viven diferentes vidas, empatizan con diferentes roles. Esto es algo que me gusta. Sin embargo, algo que me parece egoísta es usar a otras personas como si fueran objetos, o hacer colaboraciones que parezcan más un acuerdo económico exclusivamente para repartirse visibilidad y beneficios. Si te he hecho fotos y no nos hemos tomado una cerveza, dudo que saldrás en algún cuadro. Necesito una conexión, necesito química. Si no la tengo, casi prefiero disfrazarme de Pikachu, maquillarme y ser yo esa otra persona que necesito.

Como artivista... ¿qué sientes con todo éste auge de homofobia en nuestro país y en el mundo en general? Pues fatal. Creo que es el enésimo campo de batalla donde se están extremando las opiniones. Cruzo los dedos para que salga esta ley trans y espero que la gente durante este mes del Orgullo intente reflexionar un poco sobre el significado político del Pride y sobre la empatía con las otras personas del colectivo, sobre todo las que no están tan representadas. ¿Algunos proyectos que quisieras contarnos? Sí, tengo una noticia jugosa: estoy trabajando en una serie de gran formato que se titulará 'The Reward'. El tema del proyecto será la distopía del placer. Gran parte de las obras serán autorretratos. El primer cuadro, dedicado a la adicción a los fármacos, ya va por la mitad.


(Ésta historia continuará).


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